Sucedió en Australia. Un perro que estaba jugando en el jardín de su casa se tragó inadvertidamente un sapo venenoso al comerse el trozo de carne que su dueño acababa de lanzarle. Éste, que se dio cuenta de lo que había pasado, llevó a su mascota al veterinario, quien le administró un vomitivo. El remedio resultó ser muy eficaz, pues, cuarenta minutos más tarde, el sapo fue desalojado del estómago del perro… algo trastornado, pero indemne.
El batracio se repone actualmente en un hospital para animales, y los veterinarios dicen que ambos animales están en perfecto estado de salud.
El batracio se repone actualmente en un hospital para animales, y los veterinarios dicen que ambos animales están en perfecto estado de salud.
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