Es sabido que cuando la abeja vuelve a la colmena realiza una compleja danza para comunicarles a sus congéneres que ha encontrado flores interesantes. Pero el científico Mathieu Molet y su equipo de la universidad de Londres han descubierto que la abeja también transmite este mensaje a través del olor, puesto que lleva en su cuerpo el aroma de la flor que acaba de libar, y sus compañeras no tienen problemas en encontrarla si se guían por el olfato.
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