jueves, agosto 27, 2009

Falsa identidad



Hecha la ley, hecha la trampa. Traficantes ilegales de fauna protegida argentina cazan grandes cantidades de polluelos de loros barranqueros (Cyanoliseus patagonus), pájaros muy comunes en esa región, y les aplican un baño de peróxido de hidrógeno para cambiar sus colores y venderlos como guacamayos. Mientras el dorso del lorito es verde oliva, sus alas, azules y su panza, amarilla con una mancha roja, el colorido del guacamayo azul y amarillo (Ara ararauna) es mucho más intenso, y los traficantes obtienen hasta 530 dólares por cada una de estas aves.La práctica del teñido suele provocar daños hepáticos irreversibles, y los pobres loritos mueren pocas semanas después. Los pocos sobrevivientes quedan al descubierto cuando mudan sus plumas y las nuevas aparecen con sus colores auténticos. Sólo entonces los nuevos dueños se dan cuenta de que fueron estafados.

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