Los guardias de una cárcel brasileña descubrieron hace poco que los presos habían domesticado a las palomas que anidan en los techos de la prisión, cerca de las ventanas de las celdas, y las habían enseñado a transportar drogas y teléfonos celulares.
Los agentes penitenciarios se dieron cuenta cuando sorprendieron a una mujer que había ido a visitar a su marido e intentaba salir del penal con dos palomas ocultas en una caja. Las aves tenían en sus patas una bolsitas donde poner drogas y piezas de teléfonos portátiles.
Según declaraciones de las autoridades de la prisión al diario O Globo, los guardias ya habían constatado un aumento de drogas y teléfonos móviles en poder de los reclusos, pero no conseguían averiguar cómo ingresaban en el establecimiento.
Los agentes penitenciarios se dieron cuenta cuando sorprendieron a una mujer que había ido a visitar a su marido e intentaba salir del penal con dos palomas ocultas en una caja. Las aves tenían en sus patas una bolsitas donde poner drogas y piezas de teléfonos portátiles.
Según declaraciones de las autoridades de la prisión al diario O Globo, los guardias ya habían constatado un aumento de drogas y teléfonos móviles en poder de los reclusos, pero no conseguían averiguar cómo ingresaban en el establecimiento.
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