Cuando en 2006 Ted y Valerie Rock, de Chicago (EE.UU.), enterraron a su querido gato de 20 años, se quedaron tan tristes que no podían siquiera pensar en tener otro. Pero un día que estaban en un bar mirando un juego de los Chicago Bears, descubrieron que el dueño del establecimiento tenía un gatito en una jaula que poseía cuatro orejas en lugar de dos, anomalía que lo hacía objeto de bromas y burlas por parte de los parroquianos, los cuales lo llamaban “gato diablo”, “Beelzebub” y otras lindezas por el estilo.
No fue exactamente amor a primera vista, pero los Rock sintieron pena por el animalito y se ofrecieron para adoptarlo. El propietario del bar accedió encantado, pues lo mantenía como diversión para sus clientes mientras esperaba que alguien se lo llevara.
Desde entonces, se acabaron las burlas. Yoda se convertió en la mascota de toda la familia, y excepto por sus cuatro orejas, es un gatito completamente normal.
No fue exactamente amor a primera vista, pero los Rock sintieron pena por el animalito y se ofrecieron para adoptarlo. El propietario del bar accedió encantado, pues lo mantenía como diversión para sus clientes mientras esperaba que alguien se lo llevara.
Desde entonces, se acabaron las burlas. Yoda se convertió en la mascota de toda la familia, y excepto por sus cuatro orejas, es un gatito completamente normal.
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