Durante un vuelo en helicóptero de la policía antiterrorista norteamericana, los agentes detectaron en sus aparatos señales de radiación provenientes de un coche que circulaba por la carretera. Dado que dichas señales eran semejantes a las que emitiría una bomba, el auto fue inmediatamente detenido entre grandes medidas de seguridad y sus ocupantes (el conductor y su gato), obligados a salir del vehículo y someterse a diferentes pesquisas. El resultado fue sorprendente y tranquilizador a la vez: las radiaciones procedían del felino, al que tres días antes se le habían realizado estudios para detectar un posible cáncer.
lunes, enero 05, 2009
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