La asociación de defensa animal PETA ha denunciado por malos tratos a Holly Crawford, de 34 años, quien, por varios cientos de dólares cada uno, vendía gatitos “góticos” por Internet a los que previamente había realizado piercings en cola, cuello y orejas. La mujer, por su parte, se defiende alegando que no hay diferencia entre hacerle un piercing a un animal o hacérselo a una persona, y añade que siempre ha utilizado agujas estériles y jabón quirúrgico, y verificado varias veces por día el proceso de cicatrización. “Nunca fui cruel”, explica, “los gatitos recibían cariño y estaban bien alimentados, libres de pulgas, sus uñitas bien cortadas; eran felices”.
Pero para Daphna Nachminovitch, vicepresidenta de PETA, estos piercings son “bárbaros”. “No hay excusa alguna para infligir semejante dolor a un animalito que cabe en la palma de una mano”, asegura. La denuncia sigue su curso.
Pero para Daphna Nachminovitch, vicepresidenta de PETA, estos piercings son “bárbaros”. “No hay excusa alguna para infligir semejante dolor a un animalito que cabe en la palma de una mano”, asegura. La denuncia sigue su curso.
1 comentario:
es algo malicno k asen aesos gatos
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