Los robots del futuro podrán escalar paredes y zigzaguear por los techos gracias a técnicas de movimiento inspiradas en las cucarachas, cuyos desplazamientos, en abierto desafío a la ley de gravedad, están descritos en un estudio publicado el mes pasado por investigadores de Cambridge (Gran Bretaña).
Fruto de 300 millones de años de evolución, la especie Nauphoeta cinerea utiliza dos pequeñas almohadillas que tiene bajo sus patas para desplazarse por las paredes, incluso cabeza para abajo. En estudios anteriores ya se había observado que estas almohadillas están recubiertas por una delgada película de líquido graso, cuya composición todavía se desconoce, que actúa como una gotita de agua entre dos vidrios que permanecen fuertemente adheridos uno a otro por la tensión superficial.
Las almohadillas de la cucaracha se adhieren a la superficie con la que tienen contacto si se la tira hacia atrás, pero se despegan si se la empuja. Los dos movimientos son necesarios para el desplazamiento; una almohadilla hace de “dedo gordo” para tirar y otra, de talón para empujar, según constataron los zoólogos Walter Federle et Christofer Clemente, cuyos trabajon aprecen publicados en la revista Proceedings of the Royal Society.
Estos descubrimientos deberían serles muy útiles a los desarrolladores de robots, que se inspiran también en otras criaturas con patas adherentes, como las arañas.
Ciertos robots hominiformes actuales pueden subir por las paredes, pero tienen graves dificultades para bajar, pues como la cabeza se orienta hacia arriba tanto si suben como si bajan, sus pies, diseñados para arrastrar y no para empujar, tienen problemas cuando intentan el descenso.
Fruto de 300 millones de años de evolución, la especie Nauphoeta cinerea utiliza dos pequeñas almohadillas que tiene bajo sus patas para desplazarse por las paredes, incluso cabeza para abajo. En estudios anteriores ya se había observado que estas almohadillas están recubiertas por una delgada película de líquido graso, cuya composición todavía se desconoce, que actúa como una gotita de agua entre dos vidrios que permanecen fuertemente adheridos uno a otro por la tensión superficial.
Las almohadillas de la cucaracha se adhieren a la superficie con la que tienen contacto si se la tira hacia atrás, pero se despegan si se la empuja. Los dos movimientos son necesarios para el desplazamiento; una almohadilla hace de “dedo gordo” para tirar y otra, de talón para empujar, según constataron los zoólogos Walter Federle et Christofer Clemente, cuyos trabajon aprecen publicados en la revista Proceedings of the Royal Society.
Estos descubrimientos deberían serles muy útiles a los desarrolladores de robots, que se inspiran también en otras criaturas con patas adherentes, como las arañas.
Ciertos robots hominiformes actuales pueden subir por las paredes, pero tienen graves dificultades para bajar, pues como la cabeza se orienta hacia arriba tanto si suben como si bajan, sus pies, diseñados para arrastrar y no para empujar, tienen problemas cuando intentan el descenso.
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