Es humano, ¿cómo no socorrer a un animal bebé indefenso? Sin embargo, los especialistas en fauna salvaje señalan que lo mejor que se puede hacer es dejarlo solo. Con las mejores intenciones, muchas personas pueden causar más daño que beneficio al intentar ayudar a una cría que parece haber sido abandonada, pero no saben que en la mayoría de los casos se trata de una situación “doméstica”. Una mamá conejo, por ejemplo, sólo vuelve a su madriguera dos veces por día.
Cindy Reyes, directora de cuidados del Centro para la Fauna Salvaje de Calabassas (California, EE.UU.), explica que los pajarillos aprenden a volar desde el suelo, lo que parece más lógico para un primer vuelo que lanzarse desde un nido en lo alto de un árbol. “Si tiene todas las plumas y un poquito de plumón, es que probablemente sus padres lo cuidan en el suelo”, explica. En cambio, a un polluelo desnudo, sin plumas, hay que volver a ponerlo en el nido. No hay que dejarse influenciar por la falsa creencia de que será rechazado porque se habrá impregnado del olor humano. “Los pájaros tienen un olfato muy débil”, precisa Kathleen Handley, del Centro Second Chance de Gaithersburg (Maryland, EE.UU.). “Además, los pájaros no anidarían en los jardines si no soportaran el olor de los humanos”, acota.
Para ayudarlos, hay que usar guantes o desplazarlos en un recipiente. Si no se logra encontrar el nido o resulta inalcanzable, Cindy Reyes sugiere fabricar un sucedáneo con un vaso de plástico y en el fondo una tela suave y atarlo a un árbol. Asegura que los pájaros terminarán por encontrarlo.
Si bien los especialistas de la fauna salvaje pueden curar heridas, no son padres sustitutos de los animales, porque no pueden enseñarles a las crías cómo convertirse en miembros completos de su especie en la naturaleza; y cuando el hombre cría a un animal durante un tiempo y luego lo abandona, el asunto no funciona.
Los animales “se encariñan tanto con los humanos que ya no pueden ser liberados”, explica Cindy Reyes. “Es peligroso, terminan por precipitarse sobre la gente, se sientren frustrados y muerden”.
Cuando uno encuentra un animal bebé que está solo, en la mayoría de los casos conviene no intervenir y marcharse. “No hay que quedarse cerca del bebé”, insiste Cindy Reyes, ”pues los padres no acudirán, incluso si nos ven a través de la ventana”.
La única excepción se da si el animalito está visiblemente herido, aunque no hay que alimentarlo.
Cindy Reyes, directora de cuidados del Centro para la Fauna Salvaje de Calabassas (California, EE.UU.), explica que los pajarillos aprenden a volar desde el suelo, lo que parece más lógico para un primer vuelo que lanzarse desde un nido en lo alto de un árbol. “Si tiene todas las plumas y un poquito de plumón, es que probablemente sus padres lo cuidan en el suelo”, explica. En cambio, a un polluelo desnudo, sin plumas, hay que volver a ponerlo en el nido. No hay que dejarse influenciar por la falsa creencia de que será rechazado porque se habrá impregnado del olor humano. “Los pájaros tienen un olfato muy débil”, precisa Kathleen Handley, del Centro Second Chance de Gaithersburg (Maryland, EE.UU.). “Además, los pájaros no anidarían en los jardines si no soportaran el olor de los humanos”, acota.
Para ayudarlos, hay que usar guantes o desplazarlos en un recipiente. Si no se logra encontrar el nido o resulta inalcanzable, Cindy Reyes sugiere fabricar un sucedáneo con un vaso de plástico y en el fondo una tela suave y atarlo a un árbol. Asegura que los pájaros terminarán por encontrarlo.
Si bien los especialistas de la fauna salvaje pueden curar heridas, no son padres sustitutos de los animales, porque no pueden enseñarles a las crías cómo convertirse en miembros completos de su especie en la naturaleza; y cuando el hombre cría a un animal durante un tiempo y luego lo abandona, el asunto no funciona.
Los animales “se encariñan tanto con los humanos que ya no pueden ser liberados”, explica Cindy Reyes. “Es peligroso, terminan por precipitarse sobre la gente, se sientren frustrados y muerden”.
Cuando uno encuentra un animal bebé que está solo, en la mayoría de los casos conviene no intervenir y marcharse. “No hay que quedarse cerca del bebé”, insiste Cindy Reyes, ”pues los padres no acudirán, incluso si nos ven a través de la ventana”.
La única excepción se da si el animalito está visiblemente herido, aunque no hay que alimentarlo.
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