Los peces sapo (batrachoididae) son criaturas ruidosas. Comparten con muchos otros animales, desde los pájaros hasta el hombre, pasando por la rana, la capacidad de emitir sonidos por la boca. Un nuevo estudio publicado en la revista Science afirma que el mecanismo cerebral presente en esta vocalización es muy primitivo.
En los peces sapo, los sonidos provienen de la vejiga natatoria, una bolsa de gas situada en el abdomen que permite regular la flotabilidad, según esté más o menos llena. Este órgano sería el “ancestro” de los pulmones de los tetrápodos. Para hacer ruido, los peces sapo utilizan los músculos más rápidos de los vertebrados y hacen vibrar su vejiga natatoria. Esta forma de comunicación primaria los ayuda a atraer a su pareja o a defender su territorio.
Estos peces tienen en el cerebro un circuito de neuronas que activan su ritmo para determinar la velocidad de contracción de los músculos vocales y así especificar el tono y la duración de sus llamadas. Investigadores de las universidades norteamericanas de California e Ithaca han identificado la estructura neuronal en cuestión y han podido seguir su desarrollo en larvas de batrachoididae. Al igual que en los otros vertebrados dotados de “voz”, la red nace en una región concreta que incluye la base del cerebro posterior y el extremo de la médula espinal, lo que confirma que el origen del circuito nervioso asociado a la vocalización es muy antiguo. Según los científicos, apareció hace más de 400 millones de años, con los primeros vertebrados acuáticos. En cambio, los órganos especializados como la vejiga natatoria de los peces, la siringe de los pájaros o la laringe de los mamíferos parecen haber evolucionado de manera independiente.
En los peces sapo, los sonidos provienen de la vejiga natatoria, una bolsa de gas situada en el abdomen que permite regular la flotabilidad, según esté más o menos llena. Este órgano sería el “ancestro” de los pulmones de los tetrápodos. Para hacer ruido, los peces sapo utilizan los músculos más rápidos de los vertebrados y hacen vibrar su vejiga natatoria. Esta forma de comunicación primaria los ayuda a atraer a su pareja o a defender su territorio.
Estos peces tienen en el cerebro un circuito de neuronas que activan su ritmo para determinar la velocidad de contracción de los músculos vocales y así especificar el tono y la duración de sus llamadas. Investigadores de las universidades norteamericanas de California e Ithaca han identificado la estructura neuronal en cuestión y han podido seguir su desarrollo en larvas de batrachoididae. Al igual que en los otros vertebrados dotados de “voz”, la red nace en una región concreta que incluye la base del cerebro posterior y el extremo de la médula espinal, lo que confirma que el origen del circuito nervioso asociado a la vocalización es muy antiguo. Según los científicos, apareció hace más de 400 millones de años, con los primeros vertebrados acuáticos. En cambio, los órganos especializados como la vejiga natatoria de los peces, la siringe de los pájaros o la laringe de los mamíferos parecen haber evolucionado de manera independiente.
1 comentario:
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