En vez de disecar, embalsamar o liofilizar a sus perros para intentar mantenerlos "vivos" incluso después de la muerte, Beth y Brian Willis practican otro sistema: a lo largo de toda la vida de sus mascotas recogen el pelo que van perdiendo sobre alfombras, sillones, camas o después de cepillarlos y lo reservan. Y cuando el animalito fallece, pegan en su piel todo ese pelo amorososamente guardado y se confeccionan un abrigo. “Son muy abrigados y bastante impermeables”, asegura Brian.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario