SER UNA RÉMORA
Ser un impedimento, un estorbo, algo que retrasa o dificuIta de alguna manera el cumplimiento de una acción. Es un excelente escritor, pero los años ya van siendo una rémora y tarda muchísimo en sacar una nueva novela.
Las rémoras son unos pececillos marinos, de entre 20 y 40 centímetros de longitud, cubiertos de escamas duras y espinosas. Viven en simbiosis con los tiburones y con otros grandes peces, a los que se adhieren mediante una especie de ventosa que tienen en la cabeza, para trasladarse de un sitio a otro, y de cuya comida se sirven; a cambio, hacen un trabajo muy útil limpiando y desparasitando la piel del otro pez. Según los marineros de épocas pasadas, muy aficionados a supersticiones y a narrar relatos fantásticos, la rémora era un pececillo mágico que tenía el increíble poder de hacer detener a cualquier embarcación que se topara con él; creencia que recogen, entre otros, el escritor romano Plinio el Viejo (23-79 d. C.) en su Historia natural y san Ambrosio (339-397) en el Hexameron.
LA CABRA TIRA AL MONTE
Ser un impedimento, un estorbo, algo que retrasa o dificuIta de alguna manera el cumplimiento de una acción. Es un excelente escritor, pero los años ya van siendo una rémora y tarda muchísimo en sacar una nueva novela.
Las rémoras son unos pececillos marinos, de entre 20 y 40 centímetros de longitud, cubiertos de escamas duras y espinosas. Viven en simbiosis con los tiburones y con otros grandes peces, a los que se adhieren mediante una especie de ventosa que tienen en la cabeza, para trasladarse de un sitio a otro, y de cuya comida se sirven; a cambio, hacen un trabajo muy útil limpiando y desparasitando la piel del otro pez. Según los marineros de épocas pasadas, muy aficionados a supersticiones y a narrar relatos fantásticos, la rémora era un pececillo mágico que tenía el increíble poder de hacer detener a cualquier embarcación que se topara con él; creencia que recogen, entre otros, el escritor romano Plinio el Viejo (23-79 d. C.) en su Historia natural y san Ambrosio (339-397) en el Hexameron.
LA CABRA TIRA AL MONTE
Se usa esta frase para indicar que somos animales de costumbres, que cada cual orienta sus acciones o actitudes hacia sus hábitos, gustos o aficiones. Ya sabes, yo soy de mar y la cabra tira al monte. En cuanto tengo un par de días libres me voy a la playa. La cabra, por mucho que se la intente llevar por el llano, acaba triscando en las zonas más abruptas y escarpadas.
CON EL RABO ENTRE LAS PIERNAS [IRSE; MARCHARSE; ESCAPAR(SE); HUIR; SALIR]
Alguien se va con el rabo entre las piernas cuando ha sido vencido por completo, humillado y escarmentado. Nadie se atrevía a decirle que es un mentiroso, pero María se lo dijo y él, en vez de enfadarse, se fue con el rabo entre las piernas. Algunos animales, como los perros, cuando huyen atemorizados meten la cola entre las patas. Esto se debe a que bajo la cola está el ano, donde hay unas glándulas que identifican al animal ante otros individuos de su especie, y que son una suerte de «carnet de identidad . Sabido es que los perros, por ejemplo, establecen sus contactos sociales oliéndose el ano. El animal que escapa con el rabo entre las piernas oculta tales glándulas, está avergonzado, derrotado y no quiere que lo identifiquen.
EL CHOCOLATE DEL LORO [SER]
Aludimos con esta curiosa frase a un ahorro insignificante con respecto a la reducción de gastos que se pretende. La empresa quiere reducir gastos limitando el uso del material de oficina: folios, bolígrafos ...; a mí me parece que eso es el chocolate del loro y que el verdadero ahorro se hace de otra forma ...
Para explicar el origen del dicho se cuenta el chascarrillo de una dama de la alta sociedad venida a menos que veía que su fortuna menguaba día a día a causa de sus dispendios en caprichos varios. La buena señora tenía un lorito al que mimaba en extremo y al que había acostumbrado a comer chocolate a diario. Pensando en reducir gastos, lo primero que se le ocurrió fue retirarle al loro sibarita la ración diaria de chocolate, hecho que, evidentemente, no arregló la situación.
CON EL RABO ENTRE LAS PIERNAS [IRSE; MARCHARSE; ESCAPAR(SE); HUIR; SALIR]
Alguien se va con el rabo entre las piernas cuando ha sido vencido por completo, humillado y escarmentado. Nadie se atrevía a decirle que es un mentiroso, pero María se lo dijo y él, en vez de enfadarse, se fue con el rabo entre las piernas. Algunos animales, como los perros, cuando huyen atemorizados meten la cola entre las patas. Esto se debe a que bajo la cola está el ano, donde hay unas glándulas que identifican al animal ante otros individuos de su especie, y que son una suerte de «carnet de identidad . Sabido es que los perros, por ejemplo, establecen sus contactos sociales oliéndose el ano. El animal que escapa con el rabo entre las piernas oculta tales glándulas, está avergonzado, derrotado y no quiere que lo identifiquen.
EL CHOCOLATE DEL LORO [SER]
Aludimos con esta curiosa frase a un ahorro insignificante con respecto a la reducción de gastos que se pretende. La empresa quiere reducir gastos limitando el uso del material de oficina: folios, bolígrafos ...; a mí me parece que eso es el chocolate del loro y que el verdadero ahorro se hace de otra forma ...
Para explicar el origen del dicho se cuenta el chascarrillo de una dama de la alta sociedad venida a menos que veía que su fortuna menguaba día a día a causa de sus dispendios en caprichos varios. La buena señora tenía un lorito al que mimaba en extremo y al que había acostumbrado a comer chocolate a diario. Pensando en reducir gastos, lo primero que se le ocurrió fue retirarle al loro sibarita la ración diaria de chocolate, hecho que, evidentemente, no arregló la situación.
DICCIONARIO DE DICHOS Y FRASES HECHAS
Alberto Buitrago
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