Este jueves pasado, un empleado del aeropuerto de Amsterdam (Holanda), inquieto ante unos extraños ruidos que provenían de un casillero de consigna, dio aviso a la policía, quien forzó la cerradura y descubrió que alguien había dejado 36 horas antes, además de unas maletas, un perrito en un bolso, con un recipiente con agua y algunas galletitas. La policía confiscó el equipaje y puso al pequeño lulú en manos de profesionales que le dispensaron todo tipo de cuidados, incluidos frecuentes paseos por el aeropuerto. Cuando los dueños del cachorro, un inglés y una coreana, volvieron y encontraron vacío su casillero, acudieron a la comisaría, donde explicaron que habían ido a pasar un par de días a Gran Bretaña y exigieron la restitución de sus pertenencias, el lulú entre ellas. La policía les impuso una fuerte multa y les notificó que deberán comparecer ante un tribunal. Además, se negó a devolverles el perrito, quien, ya repuesto de su terrible experiencia, corretea y juega todo el día, mimado por los agentes y el personal del aeropuerto, mientras espera la decisión del juez.
lunes, septiembre 24, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Cuanto me alegra que alguien tome partido por un animal. Sobre todo la dureza empleada. La cual demuestra que la falta se toma en serio. No como en España, que con unos eurillos se soluciona el tema. Besos, amiga.
Yo se lo devolvería a cambio de que estuviesen dos días metidos en una taquilla con un poco de agua y unas galletitas. Sabrían lo que se pasa, y demostrarían que lo quieren. Un saludo y espero que puedas visitarme.
Yo no se lo devolvería, pero a ellos sí los dejaría un par de días a oscuras y a pan y agua... y cada uno en una taquilla, porque para qué los vamos a dejar juntitos, faltaría más.
Me gusta tu blog, Ianobil, y me gusta lo bien que van las imágenes con los textos,como si uno no fuera o fuera menos sin el otro. Este fin de semana lo leeré más a fondo.
Saludos
Publicar un comentario