Leona Hemsley, norteamericana y multimillonaria, acaba de morir a los 87 años, y sus herederos todavía no pueden digerir que le haya dejado 12 millones de dólares a su adorada Trouble, una pequeña hembra de bichón maltés. Viuda de Harry Hemsley, magnate inmobiliario, la llamada Reina de los Avaros ha sido más que generosa con su perrita, que a partir de ahora queda al cuidado de Alvin, hermano de Leona, quien dispondrá de 10 millones de dólares para seguir procurándole a Trouble su habitual ambiente de lujo y opulencia. Es decir, que podrá seguir vistiendo ropa cara, lucir su collar de diamantes y comer de la mano de un sirviente hincado de rodillas los platos preparados especialmente para ella por un chef. En su testamento, la señora Hemsley indica textualmente: “Pido que cuando mi perra Trouble muera, sus restos estén con los míos en el mausoleo Hamsley”, y deja tres millones de dólares para que dicho mausoleo sea atendido adecuadamente. La mayor parte del resto de su fortuna, estimada en cuatro mil millones de dólares, será destinada a la creación de la Fundación Caritativa Leona y Harry Hemsley. ¿La familia? Un porcentaje ridículo para unos, nada para otros.
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