miércoles, septiembre 12, 2007

Lobos en el geriátrico



En el zoo de Amnéville (Francia), los viejos lobos tienen su propio geriátrico, un recinto natural al que los visitantes del parque no pueden acceder ni siquiera visualmente y donde los animales terminan sus vidas en paz y bien cuidados, alejados de ruidos y sobresaltos. Dos veces por día, sus cuidadores les llevan comida y verifican si alguno sufre alguna molestia. Uno de ellos, “Chausette”, empieza a temblar de miedo cuando oye llegar a los visitantes, quienes, ignorantes de su existencia, no disimulan risas ni exclamaciones mientras observan y admiran a los otros habitantes del zoológico. “El lobo es, sin duda, el más tímido de los predadores ante el ser humano, porque ha sido el más cazado y ahuyentado por éste. Hoy, el simple acto de arrojarles comida les infunde temor”, cuenta Michel Louis, fundador y director del zoo. Estos lobos viejecitos padecen de artritis y otros achaques, algunos están ciegos y se topan entre sí… “Tenemos como principio no practicarle la eutanasia a un animal porque ya esté viejo. Sólo lo hacemos si sufre”, afirma Michel Louis. En Amnéville, los lobos envejecen tan mimados que se extinguen a edades faraónicas: si su media de vida en la naturaleza no supera los ocho años, no es extraño que en su particular geriátrico cumplan quince primaveras.


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