Uñas postizas

Ya se sabe, el gato necesita rascar y arañar, y por más rascadores y distintos objetos destinados a ese fin que tenga en casa, es inevitable que sillas, sofás y tapizados en general, amén de cualquier superficie que le resulte "apetitosa", sigan estando entre sus favoritos a la hora de desahogarse. Para evitar disgustos y contribuir a mantener la paz hogareña y las mieles de la buena convivencia, al doctor Toby Wexler, veterinario norteamericano, se le ocurrió hace ya algún tiempo lo que él garantiza como la solución perfecta: uñas postizas que se pegan sobre las verdaderas e impiden que el minino arrase con todo lo que encuentra. Según el doctor, las uñas Soft Paws son extremadamente seguras, no tóxicas, baratas y el gato ni siquiera advierte que las tiene puestas. Hay que reemplazarlas cada cuatro o seis semanas, cuando se caen a causa del crecimiento de las auténticas. Existen en cuatro tallas y variedad de colores, para que cada uno haga las combinaciones que más le gusten.