viernes, julio 27, 2007

Y eso que no es negro


Este precioso gato se llama Oscar y tiene dos años. Seguro que en la Antigüedad habría sido adorado por los hombres como oráculo y dios de dioses, dados sus aparentes poderes para predecir la muerte inminente de ciertas personas. En nuestros tiempos, regidos por los incesantes descubrimientos científicos y la soberbia de los racionales poderosos (que, como todo el mundo sabe, domina el mundo actual), nadie puede explicar cómo ni por qué, cuando Oscar, que fue adoptado de bebé por el Centro de Rehabilitación para Ancianos "Steer House and Rehabilitation Center”, de Providence (Rhode Island, EE.UU.), entra a la habitación de uno de los residentes y se enrosca al lado de su cama, éste fallece al cabo de un par de horas. Como esta situación ya se ha repetido 25 veces, cuando las enfermeras del Centro ven que Oscar visita a alguno de los viejecitos, inician todos los preparativos del caso y avisan a la familia.
Los médicos del Centro, sobrepasados por la realidad, aventuran suposiciones: algunos, como la doctora Joan Teno, no creen que el felino tenga facultades paranormales, sino que seguramente existe una explicación bioquímica para este fenomeno; en cambio, el geriatra David Sosa señala que este gato parece comprender que los pacientes están a punto de morir . Por su parte, Thomas Graves, experto en temas felinos de la Universidad de Illinois, sostuvo que "los gatos muchas veces pueden notar cuando sus dueños están enfermos o cuando otro animal está enfermo. Pueden notar cuando el tiempo va a cambiar, son famosos por tener premoniciones”.
A todo esto, Oscar sigue su rutinaria vida sin inmutarse ante el revuelo que ha generado. Para él está todo muy claro; la inquietud la sufren los otros, sus hermanos superiores.










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