PONER EL CASCABEL AL GATO
Tomar una decisión grave y difícil. También significa actuar corriendo un peligro serio.
Alude al famoso cuento infantil en el que los ratones se reúnen en asamblea. Los ratones tuvieron un congreso en el que se debatía la penosa situación en la que se hallaban: los dueños de la casa habían comprado un gato. Tras una agitada discusión, los ratones llegaron a la conclusión de que había que ponerle un cascabel al felino: el sonido del cascabel les avisaría de su presencia y no correrían el peligro de ser cazados. Ahora bien, el problema surgió cuando un ratoncillo sabio preguntó: “¿Y quién le pone el cascabel al gato?”. Este cuento está incluido en las antiguas colecciones narrativas orientales, pero en España fue muy popular cuando Félix María de Samaniego (1745-1801) lo puso en forma de fábula rimada con el título El congreso de los ratones.
Del libro Dichos y Frases Hechas, de J. Calles Vales y B. Bermejo Meléndez. Editorial LIBSA (Madrid, España).
TENER LA CABEZA LLENA DE PÁJAROS
Se dice de la persona fantasiosa y que concibe ilusiones poco probables.
Los pájaros se han considerado siempre portadores de buenas (y malas) noticias. Desde Noé y la paloma que le comunicó que había tierra firme hasta las actuales palomas mensajeras, las aves representan ilusiones y deseos de los hombres: la cigüeña trae en su capazo a los niños, el ruiseñor simboliza la melancolía del enamorado, el águila es el sueño imperial, etc. Cuando una persona tiene la cabeza llena de pájaros o tiene la cabeza a pájaros, se describe esta imaginación y fantasía con pocos visos de realidad.
Del libro Dichos y Frases Hechas, de J. Calles Vales y B. Bermejo Meléndez. Editorial LIBSA (Madrid, España).
¡MI REINO POR UN CABALLO!
Se dice ante la necesidad imperiosa de algo.
La frase, que se ha convertido en una expresión proverbial, no se debe a nadie sino a William Shakespeare. Aparece en Ricardo III. En la obra se cuenta el difícil reinado de Ricardo III, de la dinastía de los Plantagenet, y la batalla de Bosworth Field en 1845, frente a los partidarios de la casa de los Tudor, que en aquel momento lideraba el futuro Enrique VII. Tal y como lo cuenta Shakespeare, el rey Ricardo se vio traicionado por sus nobles en el instante decisivo y se encontró envuelto en la batalla, descabalgado y en trance de morir. Entonces gritó: “¡Mi caballo! ¡Mi reino por un caballo!”.
Del libro Dichos y Frases Hechas, de J. Calles Vales y B. Bermejo Meléndez. Editorial LIBSA (Madrid, España).
IR POR LANA Y VOLVER TRASQUILADO
Se dice cuando se pretende conseguir algo y se pierde todo en el intento, o se sale del negocio escarmentado.
Parece ser que, en su origen, el dicho hacía alusión al carnero que pretendía favores sexuales de las ovejas de un rebaño ajeno y era tratado con bastante descortesía: primero se le esquilaba y después se le expulsaba del rebaño. El pobre carnero volvía a su rebaño escarmentado y sin haber conseguido lo que planeaba. Un refrán antiguo sugería esta solución: “Como el carnero encantado, que fue por lana y volvió trasquilado”.
Del libro Dichos y Frases Hechas, de J. Calles Vales y B. Bermejo Meléndez. Editorial LIBSA (Madrid, España).
2 comentarios:
Interesantes los dichos y frases hechas. Estaba a punto de publicar algo similar, pero más general. Como "culico veo, culico quiero", me gustaría que me expliques que he de hacer para conseguir el traductor qu has incorporado. Me gusta y no me aclaro en su web. Besos
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