Lavamascotas automático

Lavar a mano pasó a la historia. Hay máquinas que enjabonan, aclaran y secan la ropa. Otras enjabonan, aclaran y secan los platos. También están las que enjabonan, aclaran y secan los coches. Faltaba ésta, ideada por Eduardo Segura y Andrés Díaz, que enjabona, aclara y seca perros y gatos. Su funcionamiento es muy sencillo: se hace entrar al perro o al gato en la cabina, se cierra la puerta y se pone en marcha el programa adecuado. Tras dos minutos de lavado (cuatro, si es un animal de pelo tupido y largo), un minuto de aclarado y veinticinco minutos de secado, uno abona entre 15 y 25 euros y ya puede llevarse su mascota a casa. Los inventores del Lavakan aseguran que su máquina no ofrece más que ventajas y que han pensado en todo para que el usuario se sienta cómodo: la puerta deja pasar el sonido, la cabina tiene luz interior, el aire se renueva constantemente y los duchadores proporcionan un efecto de hidromasaje que favorece la circulación sanguínea y disminuye los estados de ansiedad. “La verdad es que una vez un perro se quedó dormido durante el baño”, asegura Andrés Díaz. Además, unos sensores electrónicos monitorean la temperatura del agua y del aire de secado, y el champú que se emplea ha sido especialmente elegido para que no irrite la piel del animal. Por supuesto, un profesional vigila atentamente que el proceso se desarrolle sin problemas. Y por si todo esto fuera poco, como la máquina está completamente computarizada se autolimpia y autodesinfecta entre cliente y cliente y hace ahorrar buen dinero en agua, jabón y electricidad, pues no utiliza más de lo necesario.
El precio de venta del Lavakan es de unos 20.000 dólares, cifra que no parece asustar a los candidatos a hacerse ricos instalando un local lavamascotas: llueven los pedidos desde EE.UU, Chile, Venezuela, Costa Rica, Guatemala, España, Francia, Bélgica y, sobre todo, Japón.