¿Qué duele más: una picadura de avispa o una de hormiga? Para responderse a esta pregunta, Justin Schimdt, entomólogo del Instituto Biológico del Sudoeste (Tucson, Arizona, EE.UU.), ha analizado el dolor causado por 78 insectos y lo ha puntuado en una escala de 0 a 4. Según la intensidad de dicho dolor, el 1 equivale a “una diminuta chispa”; el 2 es “como la cabeza de un fósforo que sale volando y quema la piel”; el 3, “como introducir un tornillo en la carne o tirar de los tendones o músculos”; y el 4 califica una sensación tan insoportable “que dan ganas de tirarse al suelo y gritar”. En el Índice de Justin Schimdt, la avispa, por ejemplo, merece un 2.
Por suerte para él, el investigador no ha probado sobre sí mismo todas las picaduras (aunque sí, muchas: unas 150 de diferentes especies de todo el mundo); de hecho, la evaluación ha sido establecida en función de la eficacia defensiva del insecto.
En el Índice, los bichitos que son incapaces de traspasar la piel humana reciben un 0. En el nivel 4, en cambio, se sitúa la tarántula, que al morder produce una sensación semejante a una terrible descarga eléctrica. Aunque, según el científico, la peor de todas es la hormiga Tocandira, cuyo aguijón provoca un “puro, intenso, dolor brillante, similar a caminar sobre brasas ardientes con una aguja de 7 centímetros clavada en tu talón”.
Por suerte para él, el investigador no ha probado sobre sí mismo todas las picaduras (aunque sí, muchas: unas 150 de diferentes especies de todo el mundo); de hecho, la evaluación ha sido establecida en función de la eficacia defensiva del insecto.
En el Índice, los bichitos que son incapaces de traspasar la piel humana reciben un 0. En el nivel 4, en cambio, se sitúa la tarántula, que al morder produce una sensación semejante a una terrible descarga eléctrica. Aunque, según el científico, la peor de todas es la hormiga Tocandira, cuyo aguijón provoca un “puro, intenso, dolor brillante, similar a caminar sobre brasas ardientes con una aguja de 7 centímetros clavada en tu talón”.
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