En verano de 2006, Black Petra, una hembra de cisne negro cuya plácida existencia transcurría en el lago Aasee de Munster (Alemania), se enamoró de lo que creyó era otro cisne, aunque en realidad se trataba de un bote a pedales que paseaba a los visitantes del parque y que había sido moldeado con la forma de ese animal. Tanta era la atracción que sentía Petra por su “novio” Cisne Blanco que no se despegaba de su lado, y cuando llegó el invierno y se negó a separarse de él y emigrar hacia el sur como hacen sus congéneres todos los años, las autoridades de Munster decidieron no separarlos y los trasladaron a los dos al estanque de los cisnes del zoo de la ciudad. Pasaron varios meses y Black Petra no se relacionó con ninguno de sus nuevos compañeros: vivía nadando alrededor del bote “Cisne Blanco”, lo acariciaba con el pico y dormía debajo de él, en un hueco de su estructura. Con la primavera llegó la nueva temporada de trabajo, y la empresa dueña del bote volvió a llevarlos a ambos al lago Aasee, donde los visitantes, enterados de la tierna historia, soportaron durante todo el verano largas colas para contemplar sus paseos y los mimos que Black Petra le prodigaba sin cesar a su amado.
Pero el hechizo ha terminado: con los primeros fríos del invierno la pareja regresó nuevamente al zoo, y Black Petra, tal vez cansada de la indiferencia de Cisne Blanco, se enamoró de otro. Esta vez, de un cisne de carne y hueso (también blanco, eso sí), que la acompaña siempre y con quien ya está construyendo un nido.
Pero el hechizo ha terminado: con los primeros fríos del invierno la pareja regresó nuevamente al zoo, y Black Petra, tal vez cansada de la indiferencia de Cisne Blanco, se enamoró de otro. Esta vez, de un cisne de carne y hueso (también blanco, eso sí), que la acompaña siempre y con quien ya está construyendo un nido.
1 comentario:
¡Qué hermosa "Love story" de cisnes te mandaste! Cariños. José Luis.
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