Muchos son los animales privados de su libertad en todo el mundo y muy pocos los que los grupos de defensa y ayuda consiguen rescatar. Por eso, cada vez que una de estas operaciones se resuelve con éxito y un animal retenido ilegalmente es devuelto a su hábitat, inmediatamente se olvida todo el tiempo, esfuerzo y dinero que ha habido que emplear y se empieza a programar el próximo rescate.
Esta vez la satisfacción se cuatriplica: Tinu, Izan, Oyin y Abbey son cuatro gorilas occidentales de llanura (gorilla gorilla gorilla), que han recobrado finalmente la libertad y están ya en su nueva casa, el Limbe Wildlife Centre, una reserva protegida en Camerún, donde han empezado su periodo de adaptación.
Estos primates, apodados Los cuatro de Taiping, que hoy tienen seis años, fueron cazados cuando tenían uno y vendidos con papeles falsos al zoo de Taiping, en Malasia. El gobierno malayo los confiscó y en 2004 los envió al zoo de Pretoria (Àfrica del Sur), donde han permanecido hasta ahora.
Después de años de discusiones, los responsables sudafricanos terminaron cediendo y aceptaron su traslado, no sin haber insistido en que, según el derecho internacional, los cuatro gorilas debían quedarse donde estaban, ya que se desconoce su país de origen.
“Estos animales se han convertido en el ejemplo emblemático del terrible comercio de especies amenazadas”, ha denunciado Christina Pretorius, del Fondo Internacional para la Protección de los Animales (IFAW). “La fauna africana desaparece de la faz de la tierra ante nuestros ojos”, deplora. “El regreso de Los cuatro de Taiping envía un mensaje muy claro: vale la pena luchar por la fauna africana y hay que apoyar el derecho internacional”.
Antes de emprender el viaje, los cuatro gorilas (cuatro machos y una hembra) estuvieron acompañados varias semanas por personal del parque camerunés, desplazado al zoo de Pretoria para familiarizarse con los animales. Y en su nuevo hogar no todas las caras son desconocidas, pues dos de sus cuidadores de su antigua morada están con ellos para facilitar la adaptación, que se calcula demandará varios meses.
“Se trata de animales sociables, pero no se puede soltar a cuatro adolescentes en medio de un grupo; primero deben adaptarse”, concluyó Christina Pretorius, cuya organización ha participado financieramente en esta “repatriación”.
A causa de que los gorilas occidentales de llanura son cazados, capturados y muertos clandestinamente con fines comerciales, la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) los ha vuelto a clasificar recientemente en su lista roja, donde han pasado de especie en peligro a especie en peligro crítico de extinción.
Esta vez la satisfacción se cuatriplica: Tinu, Izan, Oyin y Abbey son cuatro gorilas occidentales de llanura (gorilla gorilla gorilla), que han recobrado finalmente la libertad y están ya en su nueva casa, el Limbe Wildlife Centre, una reserva protegida en Camerún, donde han empezado su periodo de adaptación.
Estos primates, apodados Los cuatro de Taiping, que hoy tienen seis años, fueron cazados cuando tenían uno y vendidos con papeles falsos al zoo de Taiping, en Malasia. El gobierno malayo los confiscó y en 2004 los envió al zoo de Pretoria (Àfrica del Sur), donde han permanecido hasta ahora.
Después de años de discusiones, los responsables sudafricanos terminaron cediendo y aceptaron su traslado, no sin haber insistido en que, según el derecho internacional, los cuatro gorilas debían quedarse donde estaban, ya que se desconoce su país de origen.
“Estos animales se han convertido en el ejemplo emblemático del terrible comercio de especies amenazadas”, ha denunciado Christina Pretorius, del Fondo Internacional para la Protección de los Animales (IFAW). “La fauna africana desaparece de la faz de la tierra ante nuestros ojos”, deplora. “El regreso de Los cuatro de Taiping envía un mensaje muy claro: vale la pena luchar por la fauna africana y hay que apoyar el derecho internacional”.
Antes de emprender el viaje, los cuatro gorilas (cuatro machos y una hembra) estuvieron acompañados varias semanas por personal del parque camerunés, desplazado al zoo de Pretoria para familiarizarse con los animales. Y en su nuevo hogar no todas las caras son desconocidas, pues dos de sus cuidadores de su antigua morada están con ellos para facilitar la adaptación, que se calcula demandará varios meses.
“Se trata de animales sociables, pero no se puede soltar a cuatro adolescentes en medio de un grupo; primero deben adaptarse”, concluyó Christina Pretorius, cuya organización ha participado financieramente en esta “repatriación”.
A causa de que los gorilas occidentales de llanura son cazados, capturados y muertos clandestinamente con fines comerciales, la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) los ha vuelto a clasificar recientemente en su lista roja, donde han pasado de especie en peligro a especie en peligro crítico de extinción.
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