Janine Bauer y su hijito de un año estaban observando cómo los tigres de la casa de las fieras del zoo de Halle, en Sajonia-Anhalt (Alemania), disfrutaban de su almuerzo, cuando uno de ellos se atragantó. "Los pequeños bebés de tigre mordisqueaban también carne de un hueso cuando de repente uno de ellos se quedó sin aire y perdió el conocimiento", explicó esta estudiante de medicina a una emisora de radio local.
Aunque el cuidador consiguió sacar al pequeño de la jaula sin ser agredido por la madre, no lograba extraerle el pedazo de carne que se le había quedado atorado en la garganta, y Janine, en una más que rápida actuación, entró en el recinto e introdujo sus dedos en la boca del animal hasta que pudo alcanzarlo y sacarlo. Pero el bebé de tigre seguía sin respirar, y entonces su salvadora le efectuó un masaje cardiaco y respiración “boca a fauces” hasta que finalmente volvió a la vida. "Fue como hacerle el boca a boca a un bebé. Duró entre cuatro y cinco interminables minutos, pero al final volvió a bufar", dijo la nueva heroína del zoo, quien ha sido nombrada madrina del tigrecito (que a partir de ahora se llama Johann, como su hijo).
Aunque el cuidador consiguió sacar al pequeño de la jaula sin ser agredido por la madre, no lograba extraerle el pedazo de carne que se le había quedado atorado en la garganta, y Janine, en una más que rápida actuación, entró en el recinto e introdujo sus dedos en la boca del animal hasta que pudo alcanzarlo y sacarlo. Pero el bebé de tigre seguía sin respirar, y entonces su salvadora le efectuó un masaje cardiaco y respiración “boca a fauces” hasta que finalmente volvió a la vida. "Fue como hacerle el boca a boca a un bebé. Duró entre cuatro y cinco interminables minutos, pero al final volvió a bufar", dijo la nueva heroína del zoo, quien ha sido nombrada madrina del tigrecito (que a partir de ahora se llama Johann, como su hijo).
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