lunes, enero 14, 2008

Aunque la muerte nos separe



Oscar, un hermoso Lancashire Heeler de 18 meses, extrañaba tanto a su mejor amigo, recién fallecido, que por la noche excavó la tierra del jardín donde estaba enterrado el difunto gato, lo sacó de su tumba y se lo llevó a casa para poder seguir estando juntos. El perro había visto cómo su dueño cavaba una sepultura y ponía en ella el cuerpo de Arthur, el gato de la familia que acababa de morir a los 17 años.
Cuando el propietario de Oscar se levantó al día siguiente, encontró a su perro hecho un ovillo al lado de Arthur, en su cama. Y es que Oscar y Arthur eran amigos del alma e inseparables.
“Consiguió salir por la gatera, claramente con la intención de traer a Arthur de vuelta. Teniendo en cuenta que Arthur era un gato enorme, seguro que tuvo que emplear toda su fuerza. Después lo arrastró hasta su canasto y se acostó a su lado. El pelo de Arthur estaba blanco y reluciente, obviamente Oscar lo lamió hasta que quedó todo limpio. Se debe de haber pasado buena parte de la noche”, dijeron los “padres” de Oscar.
Hoy, Arthur ha vuelto a ser enterrado en un lugar seguro. Y Oscar tiene un nuevo compañero, un gatito que se llama Limpet.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

esto es bello en la forma mas rara que hay.

Enrique Reyes dijo...

Presiosa historia