No se sabe si a través de una especial sensibilidad o simplemente concordancia de gustos, muchos escritores han tenido uno o más gatos entre sus mascotas predilectas. Ernest Hemingway (1899-1961) fue uno de ellos, como lo prueban los 57 ejemplares que llegaron a vivir con él en Finca Vigía, su casa de La Habana. Una de las frases que se le atribuyen al escritor es: "Los gatos tienen una absoluta honestidad emocional; los seres humanos, por una razón u otra, pueden ocultar sus sentimientos, pero el gato, no".
Hoy en día, alrededor de 60 gatos viven en la casa-museo de Hemingway, en Kay West (Cayo Oeste), Florida. Muchos de ellos son polidáctilos, esto es, poseen una mutación genética que hace que de generación en generación se desarrollen más dedos de los 18 que tiene un gato.
Se dice que el primero de ellos fue un regalo que le hizo al escritor un capitán de barco. A partir de este ejemplar, probablemente un Maine Coon, los gatos de Hemingway (así se llama por extensión a todos aquéllos que poseen esta mutación), muchos, descendientes directos de su predecesor, viven en libertad, son alimentados y cuidados por el personal de la casa-museo y reciben los adecuados cuidados veterinarios.
Hoy en día, alrededor de 60 gatos viven en la casa-museo de Hemingway, en Kay West (Cayo Oeste), Florida. Muchos de ellos son polidáctilos, esto es, poseen una mutación genética que hace que de generación en generación se desarrollen más dedos de los 18 que tiene un gato.
Se dice que el primero de ellos fue un regalo que le hizo al escritor un capitán de barco. A partir de este ejemplar, probablemente un Maine Coon, los gatos de Hemingway (así se llama por extensión a todos aquéllos que poseen esta mutación), muchos, descendientes directos de su predecesor, viven en libertad, son alimentados y cuidados por el personal de la casa-museo y reciben los adecuados cuidados veterinarios.
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